La interpretación que se hace de esta figura es: negarse a escuchar maldades.
Representando cada una de ellas uno de los estados por los que se debe pasar para llegar a la plena iluminación, negarse a ver maldades, negarse a escuchar maldades y negarse a decir maldades. Siguiendo estos principios se obtiene la sabiduría plena y, por ende, la felicidad.